30.12.06

Es cielo se ve plateado

25.12.06

Qué maravilloso estar acá con toda mi familia.
Espero que la estén pasando bien.
En breve habilito fotos.
Ah! El Viejito Pascuero se portó. Mi mamá me regaló un cascabel que quería hacía muuuuucho, mi tía una remera con una leyenda muy particular, y dinero por parte de otros familiares. La sorpresa me la dio Luli (mi hermana), que me regaló tres películas de Barbie (ella tiene 14 y yo 23, pero bueno)



21.12.06

hoy 21/12 me fui.
vuelvo el 10/01.
sí, qué sé yo, salió así el asunto.
vacaciones!!!! ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
hhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
hhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
hhhhhhhhhhhhhh
hhhhhhhhhhhhh
hhhh
hhhhhhhhhhhhhhhhhhhhand so on

20.12.06





Posta que es una de las mejores películas ever.

14.12.06

"De los errores se aprende, che!"

Desde mi punto de vista, arrepentirse de relaciones pasadas es un estupidez. Lisa y llana. Uno es lo que es gracias a las experiencias vividas, y renegar de ellas no es otra cosa que un paso más en el camino de la negación.
La gente que conocemos y la manera de relacionarnos con esa gente no es un criterio que se tenga desde el vamos, sino algo que se pule, justamente, por fogueo. Podemos decir "no" a algo porque quizás en oportunidades anteriores dijimos "sí" y salimos heridos.
Ampararse en los supuestos errores que uno comete al elegir a un otro con el cual relacionarse es subestimar el propio criterio -para empezar-, es restarle peso a la parte responsable de uno en la elección hecha, es confiar cuestiones personales, íntimas y afectivas a la pura negligencia del destino.
Ahora, realmente, ¿pudimos ser tan ciegos, pudimos equivocarnos tanto? ¿El otro nos obligó a hacer algo?
Estoy harta de ver y oír en todos lados justificaciones del tipo maitenescas respecto a las relaciones. Harta. Con los ovarios al plato, gratinados. Es más fácil cargar de mierda la figura del otro para superar el dolor, está bien, no lo comparto, pero es válido. Me parece una pelotudez engañarse con eso, pero es válido.
Somos unas pobres víctimas de relaciones pasadas que ¡oh!, nos han hecho sufrir. No capitalizamos nada si la archivamos como un error, no no. Pasa que hacerse cargo afectivamente de uno mismo es muy jodido. Es una empresa noble, sin duda pero, para qué hacerlo? Pst, 'cuchame...
HARTA.
Sí, amamos y no siempre nos va bien, sí, pero desprestigiar todo lo que elegimos a conciencia y -permitanme la cursilada- a corazón, no puede ser un error. Que las cosas no resulten, puede ser un fracaso, una pérdida -no de tiempo-, pero...¿un error?
Principalmente es un dolor muy grande, y no todos lidiamos bien con el dolor. Es más fácil lidiar con el odio, sentimiento inverosímil si los hay. Es más fácil pero no resiste al menor análisis.
Lo que asusta es que la gente sigue relacionándose con estos conceptos que a mí, francamente, me escandalizan. No porque yo sea una persona de gran madurez emocional, sino porque veo cómo esta manera de lidiar con las pérdidas se desencadena a mi alrededor y nadie se detiene un segundo a ponerse a sí mismo en duda, o a cuestionar el consuelo de idiotas que considerar un error a lo que te hizo crecer -de cualquier manera- es.
Yo no me arrepiento de haber amado a nadie, nunca, porque en es emomento era real.
Sí, claro, hubiera deseado que las cosas salieran mejor en muchas ocasiones.
No podría haber disfrutado de mil cosas que ahora sí si no las hubiera pensado, cuestionado, ganado o perdido. Sí, voy a hablar desde mí, que es el único terreno que tengo más o menos tanteado y, ¡claro que sí! todo ésto que digo es un trabajo que al menos trato de tomarme.
Dejense de joder, por favor. Es un gran paliativo, como salir a ponerse en pedo y garchotearse a alguien para sentirnos mejor y "mandarse cualquiera" -pensar que hay gente que realmente da esos consejos-, como "él/ella no se merece a alguien como vos" -o la patética "no sabe lo que se pierde"-.
Pero es eso, un paliativo.
Hay que hacerse cargo del deseo de uno, así haya pasado. Y si no salió según lo planeado, preguntárselo, replantearse, pero ponerse uno también en duda.
Que Sex and the City en la vida real, no funciona.


Ahí ta, el post "profundo" del año.


Pero es que me saca.-

13.12.06

Gira de Blythe: Volvimos a casa <3

En Inglaterra y Argentina nos está yendo mejor.
En Alemania, Holanda, Estados Unidos, Finlandia y Turquía recién empezamos....aunque en Amsterdam no dimos nuestro mejor concierto. Menos mal, gracias a eso David compuso esa canción tan genial, jejeje
Nuestra música se vende mejor entre varones adolescentes. Increíble.
Nuestro próximo concierto es el 01/03/2007 a las 22:00, en Londres, nuestro hometown. Ya vendimos 1200 entradas, qué bueno es volver a casa! Es nuestro primer concierto en Inglaterra después de dar unas vueltas por ahí, hacía bastante que no tocábamos acá. Ya tocamos en cinco países!! ^_^
En cuanto David o yo podamos entender mejor esto de dirigir, lanzamos nuestro video. Tenemos muchos ahorros y creo que los de la discográfica se portarán como para que salga algo medianamente decente. Lo que sí, aún no decidimos qué canción hacer....yo supongo que será "Alma..." o "Hurts" pero no sé. Tenemos que decidirlo.
Victoria está mejorando su voz a pasos agigantados, y David es un excelente corista. Hacemos un gran gran trío. YUP.

Respecto a nuestro primer simple,"Blythe your mind", ya vendimos 2255 copias!!! Wooooaaahhh!!!! Estoy tan contenta!
*Blythe your mind* by Blythe

Después de filmar el video....vamos a sacar nuestro primer disco. Ya grabamos avrios temas. Todavía no sabemos cómo se llamará, pero el arte del disco estará a cargo de David, con asesoramiento de Victoria. Yo ya me metí demasiado en el simple, je.


xoxo
Kristen





Kristen Armstrong

en Voz principal y bajo

Victoria Byrne

en Voz principal y guitarra eléctrica

David Harrison

en Batería y Segunda voz/Coros


(...no, no enloquecí. Es una pequeña gran adicción que tengo y que quería compartir.)

11.12.06

Diez días.-

8.12.06

Tabaquería
Fernando Pessoa



No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo.

Ventanas de mi cuarto,
de mi cuarto de uno de los millones de gente que nadie sabe quién es
(y si supiesen quién es, ¿qué sabrían?),
dais al misterio de una calle constantemente cruzada por la gente,
a una calle inaccesible a todos los pensamientos,
real, imposiblemente real, evidente, desconocidamente evidente,
con el misterio de las cosas por lo bajo de las piedras y los seres,
con la muerte poniendo humedad en las paredes y cabellos blancos en los hombres,
con el Destino conduciendo el carro de todo por la carretera de nada.

Hoy estoy vencido, como si supiera la verdad.
Hoy estoy lúcido, como si estuviese a punto de morirme
y no tuviese otra fraternidad con las cosas
que una despedida, volviéndose esta casa y este lado de la calle
la fila de vagones de un tren, y una partida pintada
desde dentro de mi cabeza,
y una sacudida de mis nervios y un crujir de huesos a la ida.

Hoy me siento perplejo, como quien ha pensado y opinado y olvidado.
Hoy estoy dividido entre la lealtad que le debo
a la tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.

He fracasado en todo.
Como no me hice ningún propósito, quizá todo no fuese nada.
El aprendizaje que me impartieron,
me apeé por la ventana de las traseras de la casa.
Me fui al campo con grandes proyectos.
Pero sólo encontré allí hierbas y árboles,
y cuando había gente era igual que la otra.
Me aparto de la ventana, me siento en una silla. ¿En qué voy a pensar?
¿Qué sé yo del que seré, yo que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? Pero ¡pienso ser tantas cosas!
¡Y hay tantos que piensan ser lo mismo que no puede haber tantos!
¿Un genio? En este momento
cien mil cerebros se juzgan en sueños genios como yo,
y la historia no distinguirá, ¿quién sabe?, ni a uno,
ni habrá sino estiércol de tantas conquistas futuras.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay locos perdidos con tantas convicciones!
Yo, que no tengo ninguna convicción, ¿soy más convincente o menos convincente?

No, ni en mí...
¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo
no hay en estos momentos genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas
-sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas-,
y quién sabe si realizables, no verán nunca la luz del sol verdadero
ni encontrarán quien les preste oídos?
El mundo es para quien nace para conquistarlo
y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.
He soñado más que lo que hizo Napoleón.
He estrechado contra el pecho hipotético más humanidades que Cristo,
he pensado en secreto filosofías que ningún Kant ha escrito.
Pero soy, y quizá lo sea siempre, el de la buhardilla,
aunque no viva en ella;
seré siempre el que no ha nacido para eso;
seré siempre el que tenía condiciones;
seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie de una pared sin puerta
y cantó la canción del Infinito en un gallinero,
y oyó la voz de Dios en un pozo tapado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Derrámame la naturaleza sobre mi cabeza ardiente
su sol, su lluvia, el viento que tropieza en mi cabello,
y lo demás que venga si viene, o tiene que venir, o que no venga.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
conquistamos el mundo entero antes de levantarnos de la cama;
pero nos despertamos y es opaco,
nos levantamos y es ajeno,
salimos de casa y es la tierra entera,
y el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.

(¡Come chocolatinas, pequeña,
come chocolatinas!
Mira que no hay más metafísica en el mundo que las chocolatinas,
mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería.
¡Come, pequeña sucia, come!
¡Ojalá comiese yo chocolatinas con la misma verdad con que comes!
Pero yo pienso, y al quitarles la platilla, que es de papel de estaño,
lo tiro todo al suelo, lo mismo que he tirado la vida.)

Pero por lo menos queda de la amargura de lo que nunca seré
la caligrafía rápida de estos versos,
pórtico partido hacia lo Imposible.
Pero por lo menos me consagro a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
noble, al menos, en el gesto amplio con que tiro
la ropa sucia que soy, sin un papel, para el transcurrir de las cosas,
y me quedo en casa sin camisa.

(Tú, que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
o diosa griega, concebida como una estatua que estuviese viva,
o patricia romana, imposiblemente noble y nefasta,
o princesa de trovadores, gentilísima y disimulada,
o marquesa del siglo dieciocho, descotada y lejana,
o meretriz célebre de los tiempos de nuestros padres,
o no sé qué moderno -no me imagino bien qué-,
todo esto, sea lo que sea, lo que seas, ¡si puede inspirar, que inspire!
Mi corazón es un cubo vaciado.
Como invocan espíritus los que invocan espíritus, me invoco
a mí mismo y no encuentro nada.
Me acerco a la ventana y veo la calle con absoluta claridad,
veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan,
veo a los entes vivos vestidos que se cruzan,
veo a los perros que también existen,
y todo esto me pesa como una condena al destierro,
y todo esto es extranjero, como todo.)

He vivido, estudiado, amado, y hasta creído,
y hoy no hay un mendigo al que no envidie sólo por no ser yo.
Miro los andrajos de cada uno y las llagas y la mentira,
y pienso: puede que nunca hayas vivido, ni estudiado, ni amado ni creído
(porque es posible crear la realidad de todo eso sin hacer nada de eso);
puede que hayas existido tan sólo, como un lagarto al que cortan el rabo
y que es un rabo, más acá del lagarto, removidamente.

He hecho de mí lo que no sabía,
y lo que podía hacer de mí no lo he hecho.
El disfraz que me puse estaba equivocado.
Me conocieron enseguida como quien no era y no lo desmentí, y me perdí.
Cuando quise quitarme el antifaz,
lo tenía pegado a la cara.
Cuando me lo quité y me miré en el espejo,
ya había envejecido.
Estaba borracho, no sabía llevar el dominó que no me había quitado.
Tiré el antifaz y me dormí en el vestuario
como un perro tolerado por la gerencia
por ser inofensivo
y voy a escribir esta historia para demostrar que soy sublime.

Esencia musical de mis versos inútiles,
ojalá pudiera encontrarme como algo que hubiese hecho,
y no me quedase siempre enfrente de la tabaquería de enfrente,
pisoteando la conciencia de estar existiendo
como una alfombra en la que tropieza un borracho
o una estera que robaron los gitanos y no valía nada.

Pero el propietario de la tabaquería ha asomado por la puerta y se ha quedado a la puerta.
Le miro con incomodidad en la cabeza apenas vuelta,
y con la incomodidad del alma que está comprendiendo mal.
Morirá él y moriré yo.
Él dejará la muestra y yo dejaré versos.
En determinado momento morirá también la muestra, y los versos también.
Después de ese momento, morirá la calle donde estuvo la muestra,
y la lengua en que fueron escritos los versos,
morirá después el planeta girador en que sucedió todo esto.
En otros satélites de otros sistemas cualesquiera algo así como gente
continuará haciendo cosas semejantes a versos y viviendo debajo de cosas semejantes a muestras,
siempre una cosa enfrente de la otra,
siempre una cosa tan inútil como la otra,
siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
siempre el misterio del fondo tan verdadero como el sueño del misterio de la superficie,
siempre esto o siempre otra cosa o ni una cosa ni la otra.

Pero un hombre ha entrado en la tabaquería (¿a comprar tabaco?),
y la realidad plausible cae de repente encima de mí.
Me incorporo a medias con energía, convencido, humano,
y voy a tratar de escribir estos versos en los que digo lo contrario.
Enciendo un cigarrillo al pensar en escribirlos
y saboreo en el cigarrillo la liberación de todos los pensamientos.
Sigo al humo como a una ruta propia,
y disfruto, en un momento sensitivo y competente,
la liberación de todas las especulaciones
y la conciencia de que la metafísica es una consecuencia de encontrarse indispuesto.

Después me echo para atrás en la silla
y continúo fumando.
Mientras me lo conceda el destino seguiré fumando.
(Si me casase con la hija de mi lavandera
a lo mejor sería feliz.)
Visto lo cual, me levanto de la silla. Me voy a la ventana.

El hombre ha salido de la tabaquería (¿metiéndose el cambio en el bolsillo de los pantalones?).
Ah, le conozco: es el Esteves sin metafísica.
(El propietario de la tabaquería ha llegado a la puerta.)
Como por una inspiración divina, Esteves se ha vuelto y me ha visto.
Me ha dicho adiós con la mano, le he gritado ¡Adiós, Esteves! , y el Universo
se me reconstruye sin ideales ni esperanza, y el propietario de la tabaquería se ha sonreído.

5.12.06

Recién ayer pude sacar el cartelito de "Te amo" que habías enganchado al lado de mi cama.
 
 
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