11.11.05
Soneto cxvi - W. Shakespeare
No admito que se pueda destruir
la unión fiel de dos almas. No es amor
el amor que no logra subsistir
o se amengua al herirle el desamor.
El amor verdadero es tan constante
que no hay nada que pueda reducirlo;
es la estrella de toda barca errante,
cuya altura se mide, no su brillo.
No es juguete del Tiempo, aunque los labios
y mejillas dobléguense a su suerte,
no le alteran del Tiempo los agravios,
pues su reino no acaba con la muerte.
Y si eso es falso y fuera en mí probado,
ni yo he amado jamás ni nadie ha amado.
(...)
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