14.10.05

glauca ¿Qué te pica? El alma máter, pero a fuerza de miedo no fui más que un pobre padre para vos, hubiera querido altares de frutas sin carozo de flores sin centro y de carey peinecitos sin dientes para acariciar tus vellos en la dirección correcta? Ningún desperfecto hedor o aspereza irresistible y sin embargo soy un almo no calmo nada por mí mismo, insatisfecho siempre. Perdoname, puse el huevo entre mis piernas y lo que debía ser tibio, ardió como los mil demonios usurpando el aire. Máter cambiemos los roles por el amor de dos, piedras preciosas que mastico en el perfume de tus palabras. Vivo por vos y por mí hago nada. Qué, te pica? Sostener entre uñas el salto de pulguita ay esmeralda ráscame la espalda que yo no puedo, pido tregua suplico entre la uña y el dedo: levantar roncha (escocer mucho una palabra o ¿cosa?) por los siglos de los siglos temer a mi propio fuego cada vez que abro la boca para decir alguna cosa o ¿palabra? Ay esmeralda rascame mucho más, adentro.
Verónica Viola Fisher

(¿qué me vas a decir, tonta? Me gusta mucho este poema. Es mi blog y te callás!)

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