20.2.06

Cuando tenía 16 años, me operaron por quistes en los ovarios. Eran bastante grandes; de hecho, uno de ellos estaba atrofiando un ovario. Era curioso cómo se habían manifestado, así, de la nada, totalmente out of the blue y en tamaños importantes ambos. Así que me internaron, me pusieron el batín sexy, la cofia y los escarpines (todo de un riguroso rosa), en la camilla me pasearon un rato, me estacionaron a un costado de la sala quirúrgica y ahí esperé, hasta que me llevaron a la mesa de operaciones. Yo, pese a la situación, estaba encantada: nunca había estado en un lugar así, y todos me trataban como una reina. Mi vieja me había contado que cuando a ella la habían anestesiado, de a poquito empezaba a sentir sueño, y que le hacían contar en cuenta regresiva hasta quedar knockeada. A mí me quemaba la cabeza el hecho de que pudieran inducir el sueño de esa manera (no porque me resultara algo novedoso, sino porque a mí suelen llamarme la atención cosas así, pese a estar uno acostumbrado a oír de ellas). Me pusieron las manos a los costados de la mesa, donde habían unas baranditas para ello, y me ataron suavemente; era casi un nudo de zapatilla. Me pusieorn un suero y yo pregunté si era la anestesia, y me dijeron que no. Empecé a hablar como un loro (ahí estaba mostrando mis nervios, me dí cuenta más tarde)y mi recuerdo próximo es despertar en la habitación de la clínica con un dolor terrible en el pubis. Un tirón que me quemaba cada vez que respiraba. Claro, la herida. Afortunadamente mi post operatorio fue fantástico, y más allá de esa molestia post anestesia, fue una experiencia para nada traumática.
Sin embargo.
Dentro de uno de los quistes, el más grande, encontraron uñas y pedacitos óseos y de dientes.
Era mi gemela, que no superó la gestación.-


..................................


Multiply:
Imágenes de Audrey Kawasaki, Trevor Brown y Yock acá.-

0 comentarios:

 
 
Copyright © Tu nombre en clave es Dimitri
Blogger Theme by BloggerThemes Design by Diovo.com