23.11.05
El tipo viene, así, manito en el bolsillo, cara de neutralidad absoluta. A veces entra sonriendo porque me ve abrirle la puerta, y se encoge mientras me agarra la cara para besarme.
Agarra, así, y me abraza de atrás y me besa cerquita del oído, o me dice "gorda de mierda, te traje tu cd de los pequeños ponies", riéndose con toda la cara sólo porque sabe que me alegro por cosas así.
Se pone su remera de A perfect circle o la de Alice in chains y es feliz porque se siente el último verdadero amante del grunge. El pibe es así: por afuera de hormigón, un muro impenetrable al que tuve que laburar para poder recorrer.
Vamos por la calle y me abrazo a él como una ventosa cursi, y el chabón se ríe, se recoje el pelo en una colita imaginaria que nunca ata, y se lo vuelve a soltar.
Él es así, habla bajito y arrastrando la voz, como si cada sílaba le pesara tanto.
Se tira en mi cama apenas llega del laburo, reventado, y me mira jugar a Los Sims, y se caga de risa.
Me malcría tanto que da asco. Sin emabargo, si de caprichos se trata, el tipo viene detrás mío en la lista.
Cuando se mira al espejo pone cara de alfajor mal pegado, y siempre dice algo de su pelo. En la parte del costado tiene un ínfimo mechón de canas que brilla con la luz del hall del edificio.
Se rasca los ojos con movimientos suavemente masculinos, me dice que soy un asco porque me acaricio los brazos sola. Yo creo que sólo él quiere acariciarme, y mi alto grado de pajerismo le da un poco de celos.
Habla de nuestra pronta convivencia en su departamento y se le llena la cara de cosas que no sé cómo decirlas. His face fuckin' glows.
Tiene un ringtone de tres notas que él dice que suena a Megadeth.
Se acuesta y tira toda su ropa en el piso, y yo me enojo, y él lo levanta y lo tira sobre todos mis papeles, y es peor. El chabón a la mañana, antes de irse a trabajar, se tira arriba mío, lentamente, y me besa, y me abraza. No importa cuán cansado esté, antes de dormir, me cuenta cuentos.
Me invita a comer siempre, porque le gusta verme comer.
Deja sus boxers entre mi ropa sucia.
En el bolso tiene un disco rígido y muestras de pegamento.
Cuando habla de arquitectura, mira para abajo y con las manos mueve hilos invisibles para explicarme las cosas. Que lo movilizan.
El tipo es la mejor persona que conozco. Mi mejor amigo.
Hace diez meses que me hace cagar de risa, y lo amo hasta la concha de la lora, y como la re putísima madre.
Si lees este posto, negro puto, cara de sopapa, cara de césped, felices diez meses.-
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