Lo que estamos escribiendo es siempre ciego. Si nos conviene (es decir, si después, volviéndonos a él, lo estimaremos acertado) no podemos, de otro momento, saberlo. Sencillamente lo vivimos y es claro que las astucias, las destrezas que en él empleamos, son otro estilo precedentemente compuesto, extraño a la sustancia del actual.
Escribir es consumar los malos estilos poniéndolos en práctica. Volver sobre lo ya escrito para corregir es peligroso: se yuxtapondrían cosas diferentes.
¿No hay, entonces, técnica? La hay, pero el nuevo producto que cuenta es siempre un paso adelante sobre la técnica que conocíamos y la que va naciendo bajo la pluma sin que nos demos cuenta.
Que conocemos un estilo quiere decir que nos hemos dado cuenta de una parte de nuestro misterio. Y que nos hemos prohibido escribir de ahora en adelante en este estilo. Llegará el día en que hayamos descubierto todo nuestro misterio y entonces ya no sabremos escribir, es decir, inventar el estilo.
Cesare Pavese en El oficio de vivir
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