En realidad no tengo demasiadas palabras para expresar lo que me hiciste sentir la otra noche.
Simplificando, me dolió como la reconcha de la lora, lloré como una hija de puta, me sentí como el orto. Nunca me hicieron sentir tan mal, y es raro, sádico y triste, porque nunca me sentí tan bien como cuando estaba con vos.
No era necesario.
Por qué.
Por qué, si soy, supuestamente, la persona más cercana a tu corazón, me hacés ésto.
Aún así no se me ocurre una manera mejor para explicarme (las palabras son tan inservibles a veces, o yo mala hilvanándolas). Pero sí, se siente como un puñal en pleno corazón, ese clichè es cierto.
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