6.11.05

Ya sabés que no me gustan los conejos
Hola madre. Bueno, hoy llegás después de un par de meses de no vernos. Me vas a contar del sur, de la familia, de lo bien que te van con tus cosas, y a mí me va a poner contenta, porque extraño a los abuelos y a mis hermanas, y el olor de tu casa. La pasábamos re bien cuando yo vivía allá. Además, te quiero mucho, má.
Yo te voy a contar de mí, porque vos me vas a preguntar. Me vas a preguntar pero sutilmente, como lo hacés, para que yo no sienta que te metés en mi vida, y yo voy a agradecer que tengas ese gesto.
Seguro que vas a cocinar algo rico y por fin alguien va a cebar mate en ese departamento.
Te va a poner contenta que trabaje en los horarios d emierda que tengo, pese a ganar menos que un ayudante de albañil la hora. robablemente, si trabajara como maquilladora free lance, y ganara en media hora de trabajo mucho más de lo que puedo sacar ahora trabajando 16 horas el fin de semana, te asustarías porque no cumplo un horario fijo, y eso de ninguna manera puede ser bueno. Porque sí, vieja, me llevás 18 años y te la das de relajada, pero te asustás como cualquier madre.
Iremos, por expreso pedido tuyo, a pasear por librerías, para luego colgarte en la sección de Bucay u hojeando a Neruda.
Vas a ponerte a cantar Rhapsody y preguntar quién es el enfermo mental que grita como un marrano cuando mi hermano ponga Cradle of Filth.
Me vas a ver viendo el DVD de Bowie con la cara de pajera más grande, y te vas a referir a él como "el zarco" y que tiene "una cara de pelotudo".
Me vas a lavar la ropa.
Me vas a pedir que compremos cerveza, y cuando recuerdes que yo no puedo tomar, te vas a cagar de risa diciendo "jodete, piba, más para mí y tu hermano". Y si él se emborracha, lo vas a mirar con gracia diciéndole "ay, qué flojo que sos, no sos como tu madre".
Me vas a preguntar si pienso ir a la psicóloga, pero ante mi negativa no vas a insistir hasta que encuentres la posibilidad de introducir un bocado al pasar.
Te vas a alegrar por mi reciente inicio de Cosmetología.
Me vas apedir, por vigésima novena vez, que te enseñe a maquillarte.
Vas a hacer comentarios del estilo "perdón, yo no quiero joderlos" o "me quedo unos días nomás y me voy ¿eh?".
Me vas a llevar el desayuno a la cama, no despertarme para almorzar porque sabés que trasnoché jugando a Los Sims, y comprarme los cereales que me gustan.
Me vas a preguntar por mi ex novio, sabiendo que él no me habla, y me vas a pedir que lo invite a cenar, o que te dé su teléfono así salen los dos a tomar un café y charlar.
Me buscarás charla, como para evocar la época en que vivíamos juntas.
Te vas a poner triste porque sentis que ya no podemos hablar, y yo te voy a explicar que no es así, pero que cambié desde que me fui de casa.
Me vas a decir "mi reina" y me te vas a sentar a criticar a Spinetta y exaltar el virtuosismo de Pedro Aznar como músico pero no así como vocalista, doblarme la ropa y dejármela sobre la cama y tirarte en los puffs con nosotros a ver Kill Bill, para después decir "una huevada tu película".
Me vas a preguntar por mi escritura, pese a que no te guste.
Pero sé que te importa porque sabés que es lo que amo.
Y no me vas a decir nada si me oís discutir con Alis, y me vas a calentar las toallas en la estufa para cuando salga de bañarme, vas a pedirme que te haga mimos en el pelo y me vas a contar cuentos, vas a tirarte a leer en mi cama, contarme de tu relación con Jorge y de cómo estás tan contenta por la apertura del maxikiosco.
Vas a pasarla bien, má. Vas a romperme las bolas y a mimarme como nadie.
Qué bueno que vengas, mami. Te extrañaba.
Vas a cagarte de risa y nuca vas a leer este post, poque no sabés que tengo blog.-

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